Un autobús de la compañía Alsa. Ruta Barcelona- Algeciras. Al inicio del trayecto se sube una familia. Un matrimonio con una hija. La señora y la joven se sientan juntas. Él ha reservado un asiento en la misma fila para estar cerca de las dos. Intenta sentarse. En su asiento hay una señora que se lo impide. Él no quiere problemas y busca otro lugar. El autobús se va llenando. Es Navidad. La gente vuelve. Conforme van subiendo pasajeros el hombre va buscando plazas vacías y en cada parada va transitando de asiento en asiento.
Cerca de Benidorm la cosa se pone tensa. Ya no hay más lugares vacíos. El señor tiene que volver a su asiento y la señora que sigue ocupando su sitio intenta impedírselo de nuevo. El conductor del autobús intenta mediar. No lo consigue. Ella insiste. Otra pasajera llama a la Policía. Dice que conoce a alguien en el cuerpo. La policía no llega. El autobús tiene que seguir.
Dan aviso a una comisaría de Alicante. El señor sigue sin poder sentarse en el sitio que ha pagado. En la estación de Alicante hay que esperar a que venga la policía al menos media hora. Mientras tanto, el conductor del autobús intenta convencer a la señora para que abandone la plaza que no le corresponde. La mujer sigue en sus trece. No quiere acompañante. No quiere a ese acompañante.
Llegan cuatros agentes de Policía y un agente de seguridad de la estación. Todos ellos, uno a uno, intentan dialogar con ella. No cede. El agente de seguridad le dice dice que si quería viajar sola debía haber comprado dos asientos para ella sola o también podía haber ido en taxi. Después de una larga y acalorada discusión sucede lo que tenía que haber sucedido seis horas antes. Ella y su intolerancia se tienen que bajar del autobús. Lo hace diciendo: «Habéis dado el derecho al árabe». Un agente le responde: «En Suiza no sé cómo lo hacéis, pero aqui quien paga un sitio, se sienta en su sitio».
El señor por fin puede sentarse en su asiento. Su mujer, en el otro extremo de la fila, le extiende una mano y aprieta fuerte. Con la otra mano hace como que se ajusta el velo. En realidad seca una lágrima que llevaba rato esperando bajar.
Este suceso ocurrió el pasado viernes 22 de diciembre de 2017. Han pasado 62 años desde que Rosa Parks, una afroamericana de Estados Unidos se negara a ceder su asiento en un autobús público de Alabama. Después de este hecho Rosa impulsó el fin de la segregación racial en EEUU. En Europa hoy crece otro tipo de segregación: la islamófoba. Yo no quiero un país así, por eso transcribo este relato, para que no se repita. Espero que llegue a manos de esa señora y sienta vergüenza de lo que hizo.
Extraordinario relato!!
Gracias Carmen