Yolanda Álvarez: «Cuando mi trabajo se hizo más incómodo, intentaron silenciarme. Desde entonces, me prometí contar lo que ocurre en Palestina”
Lourdes Mirón. Madrid, 24 nov. 2017.
Yolanda Álvarez (Burjassot, 1974) es periodista de Televisión Española (TVE). En 2015, después de cuatro años como corresponsal de Oriente Medio y Próximo, TVE presionada por el gobierno de Israel, decide poner fin a su etapa como corresponsal y Álvarez tiene que volver a la redacción en Madrid. La guerra le marcó. Tanto que todavía hoy se le quiebra la voz, mientras cuenta uno de los momentos más duros durante su etapa como corresponsal en la Franja de Gaza: el ataque israelí sobre una escuela de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en el que murieron 17 civiles. Yolanda lo contó en directo y meses después en el En Portada “Atrapados en Gaza”. Por su cobertura durante el este enfrentamiento armado recibiría después varios premios.
Este trabajo resultó incómodo y por contar la verdad trataron de silenciarla. Sin embargo, aquel intento por acallar un periodismo comprometido la hizo más fuerte. Hoy Yolanda, una periodista comprometida, continúa hablando de lo que ocurre en Palestina, allí ha vuelto después, en sus vacaciones, en su tiempo libre, para ver lo que allí pasa y para contarlo después. Y lo hará, asegura, hasta que esa gente, de la que nadie habla ya, tenga los mismos derechos que tiene cualquier israelí o cualquiera de nosotros.
En 2015 TVE decide no renovar su contrato como corresponsal en Oriente Medio tras las presiones del gobierno de Israel al ente público, ¿le pilló por sorpresa?, ¿cómo se gestó esta decisión?
No esperaba que después de que las presiones se hubieran hecho públicas, la Dirección de Informativos de Televisión Española fuera capaz de tomar una decisión en la que, de alguna forma, estaba claudicando a esas presiones. Yo creo que había formas más elegantes y más inteligentes de hacerlo. Esperaba que me ofrecieran ir a otra corresponsalía de un perfil más bajo o que me presionaran un poco más en mis coberturas. Me pilló de sorpresa porque sinceramente lo vi como una torpeza y creo que por eso, en cuanto yo puse un tuit diciendo que no me renovaban y agradeciendo a todos los que apoyaban el “periodigno”, automáticamente Twitter respondió con cerca de de 2.600 retuits y la prensa española se hizo eco.
¿Considera que en la actualidad la cobertura informativa de la situación en la Franja de Gaza es suficiente por parte de los medios públicos españoles?
Ante todo no quiero criticar el trabajo de ninguno de mis compañeros ni en TVE ni en los demás medios porque creo que al final lo que se publica depende de lo que se edita en Madrid. Quiero decir, siempre hay un responsable que en nuestro caso son las ediciones de los telediarios, o la dirección de informativos, quienes deciden que unos contenidos vayan o no, y que se traten de una forma o de otra. En principio, creo en la buena voluntad de todos los periodistas que están allí y otra cosa es que el medio les acepte publicar un reportaje.
¿Esa cobertura existe?, ¿hay corresponsales en este momento en Palestina?
TVE tiene un corresponsal que me sustituye a mi, Radio Nacional de España tiene una corresponsal, Cristina Sánchez que además creo que esta haciendo un trabajo muy digno. Luego hay corresponsales freelance y está también la Agencia Efe con Ana Cárdenes que creo que hace también un periodismo muy digno.
Entonces creo que sí, a mi entender no se informa lo suficiente de esa zona. Desde Palestina se informa menos pero responde más a decisiones editoriales que se toman en Madrid (en las cuales puede que influya la presión diplomática) que a la voluntad de los corresponsales que hay en este momentos en Jerusalén, en Israel o Palestina. Yo, por ejemplo, a Gaza volví más veces porque yo insistí, discutí con la dirección de informativos. Cada uno acepta un rol y a veces no puedes aceptar otra cosa, cuando estás en según qué puesto.
¿Qué sucedió tras este acontecimiento?, usted tiene plaza fija en TVE española, ¿tuvo la posibilidad de elegir destino?, ¿qué pasó después? ¿cómo cambió su vida?
A mí lo que me ofrecen es ir a “En Portada”. Para cualquier periodista que esté en el área internacional de un telediario, si no te ofrecen ninguna otra corresponsalía y lo único que te comunican es que vas a volver a Madrid, es el mejor destino posible. Supongo que después del ruido mediático que había hecho mi caso meterme en el último rincón de la redacción se hubiera interpretado como un castigo.
Después de cuatro años con la intensa vida que había llevado como corresponsal, necesité varios meses para adaptarme al cambio de ritmo y de vida; pero me di cuenta de que podía seguir contando historias que el mundo debe conocer. Con el En Portada “Esclavas del Daesh”, sobre el genocidio yazidí, me reconcilié con mi profesión y con la televisión pública. Creo que puedo seguir aprendiendo mucho y haciendo un periodismo digno.
¿Aquella experiencia en cualquier caso fue un aprendizaje para usted?
He vivido momentos dramáticos de los que he aprendido mucho. Las elecciones de Irán de 2009 o la Primavera Árabe en Túnez y en Yemen. Momentos que me han marcado. Pero en las dos últimas ofensivas israelíes en la franja de Gaza aprendí muchísimo como periodista, pero sobre todo como ser humano.
Vimos cómo mataban a niños, cómo mataban a civiles, ancianas, delante de nosotros, cómo bombardeaban ambulancias, hospitales, escuelas… El ataque a la primera escuela de la UNRWA que bombardeó Israel ha sido uno de los momentos más duros que he vivido en mi vida. [Guarda silencio, después rompe a llorar y con la voz quebrada, continúa] … es que cuando ves que una niña [Rewaa Abu Oda] se queda huérfana, pierde a su padre, pierde la casa, pierde el sustento de toda su familia y de alguna manera pierde el futuro… Estaba refugiándose en el único sitio que para ella hasta entonces era seguro y todo deja de serlo. Es muy difícil quedarse como si nada hubiera pasado.
Después he vuelto a Gaza y he vuelto a ver a esas personas. Ahora quizás estén peor que entonces, más desesperanzados, creo que además pensaban que algo tan duro como lo que estaban viviendo serviría para que el mundo viera su sufrimiento e hiciera algo por ellos y se sienten abandonados porque nada ha mejorado en sus vidas. Tienen menos horas de electricidad, no tienen agua potable, no tienen unas mínimas condiciones higiénicas, no tienen libertad porque no les dejan salir y, a pesar de todo, siguen luchando día a día por vivir y por mantener la sonrisa.
Eso es un fracaso de nuestra sociedad no solo de la suya. Un fracaso de sus poderes, de sus líderes, pero también de la comunidad internacional, que permitió la creación de un estado israelí y no ha hecho nada por la creación de un estado palestino. Yo creo que la comunidad internacional les debe una solución. Si la ONU decidió crear el estado de Israel para dar solución al problema del Holocausto, yo creo que la ONU les debe un estado palestino.
En una entrevista que concedió tras estos incidentes usted dijo que “la libertad de expresión pasa por momentos muy duros en España”. Han pasado casi tres años, ¿Cómo ve las situación ahora?
[Yolanda esboza una sonrisa socarrona] Yo creo que la crisis económica ha repercutido muy negativamente en todo el mundo. En España, quizás porque la crisis económica ha golpeado más, en el periodismo también, eso se ha traducido en una precariedad absoluta que hace que los periodistas se vean obligados a ser más sumisos, simplemente para conservar su puesto de trabajo. En esas condiciones es muy difícil hacer un periodismo libre e independiente cuando, además de la crisis económica, se ha producido la mayor concentración de medios en manos de grupos, en lo privado, y una mayor politización y control por parte del gobierno y de los diferentes gobiernos autonómicos de los medios públicos.
Esta situación se ha traducido en menor libertad de expresión y en una reducción de la calidad del periodismo actual. Se hace muy poco periodismo de investigación, se hace muy poco periodismo internacional, porque es el más caro. Además, precisamente, esto se produce en un mundo globalizado, cuando necesitamos más claves para entender lo que sucede y en en un país que ha legislado la llamada “Ley Mordaza”, que supone una restricción a los derechos y a las libertades básicos.
Usted considera el periodismo “una carrera de fondo”, ¿Por qué?
[Sonrisa] Porque uno no nace sabiendo periodismo. En esta profesión, por suerte, aprendes cada día algo. Y yo creo que aun corriendo el riesgo de caer en defectos o en vicios o quizás acomodarte por la experiencia, cada vez puedes ejercer un periodismo mejor en base a todo lo que has vivido y lo que has aprendido. Eso no lo aprendes de un catedrático, lo aprendes de cualquier persona a la que entrevistes o con la que intercambies o tengas una conversación.
Entonces es una carrera de fondo, porque el que pretenda llegar muy rápido a la meta no habrá conseguido nada. Se dice que la felicidad no es una meta, es una forma de viajar. Pues en el periodismo no hay más meta que que se sepa la verdad. Y, dentro de lo posible, contribuir a hacer una sociedad más justa o en la que haya menos sufrimiento. En esa medida siempre va a haber cosas por hacer. Desgraciadamente, demasiado por hacer.
Usted ha dicho que el periodismo debe ser valiente, honesto y justo, si no, no sería buen periodismo. Por este motivo está siendo entrevistada para el Blog Ahora vuelvo, ¿qué hace día a día para ser una persona comprometida?
Trato de no traicionarme y ser fiel a mis principios. Esto es algo que me ha enseñado la población de Gaza. Cuando yo estaba contando lo que estaba sucediendo en la Franja de Gaza o cuando mi trabajo se hizo más incómodo, intentaron silenciarme. Desde entonces, me prometí a mi misma que seguiría hablando de lo que allí ocurre.
Recientemente he vuelto a la Franja de Gaza, tanto en semana Santa como en verano (en mis vacaciones) y pienso seguir hablando de lo que ocurre con el pueblo palestino hasta que esa población tenga los derechos que tiene cualquier israelí o cualquier español o europeo.
Lo hago a través de las redes sociales y muchísima gente me llama para participar en charlas de oenegés, de universidades, colectivos que me piden que les cuente mi experiencia, que les cuente cómo viven en Palestina, como están en la Franja de Gaza y siempre que hablo en público, lo hago. Creo que todas las causas que son justas merecen que los periodistas sigamos poniendo nuestro foco en ellas y que la sociedad siga conociendo a través de nuestros ojos lo que sucede allí.
El otro día coincidí con David Jiménez, que es el director de El Mundo que menos tiempo ha durado al frente de ese periódico y creo que sin duda uno de los mejores periodistas que ha tenido ese periódico, y los dos teníamos en común que nos habían apartado de dónde estábamos porque antepusimos nuestros principios éticos y profesionales al interés personal de preservar el puesto en el que estábamos.
Yolanda Álvarez es sobre todo un ser humano que siente el dolor del otro, y el otro en su estancia en palestina era el pueblo palestino. Gracias estimada Yolanda, nos hace falta muchos dentro del periodismo que hablen de la verdad. Desgraciadamente voces como la tuya son pocas. ¡Mi admiración!
Valiente, gracias